Trabajamos la hipertensión arterial –preeclampsia- durante el embarazo con biofeedback de frecuencia cardíaca

Trabajamos la hipertensión arterial –preeclampsia- durante el embarazo con biofeedback de frecuencia cardíaca.

Los riesgos de la preeclampsia son importantes, tal como se publica en el siguiente artículo:

Hipertensión arterial en etapa temprana del embarazo se vinculó a riesgos perinatales

Marcia Frellick

1 de julio de 2019

La presión arterial elevada durante el primer trimestre del embarazo, o un incremento en la presión arterial entre primero y segundo trimestres se vincula a más riesgo de hipertensión gestacional y preeclampsia, indica un estudio.[1]

Los dos trastornos aumentan el riesgo de accidente cerebrovascular materno, así como nacimiento prematuro, óbito fetal y bajo peso al nacer. La preeclampsia también incrementa el riesgo de la madre de presentar convulsiones potencialmente letales, escriben los autores.

«Comparamos la frecuencia de trastornos hipertensivos del embarazo, incluyendo preeclampsia e hipertensión gestacional, en mujeres con base en la categoría de presión arterial de ACC/AHA (American College of Cardiology/American Heart Association) en una consulta para el estudio durante el primer trimestre, así como la trayectoria de la presión arterial entre las consultas para el estudio en el primero y el segundo trimestres», explican.

Los hallazgos de la Dra. Alisse Hauspurg, del Magee-Womens Research Institute en la University of Pittsburgh School of Medicine, en Pensilvania, Estados Unidos, y sus colaboradores, indican que este estudio puede identificar a mujeres por lo demás con «bajo riesgo» que pueden tener riesgo de un trastorno hipertensivo del embarazo.

El estudio fue publicado el 27 de junio en la versión electrónica de American Journal of Obstetrics and Gynecology.

En 2017, el American College of Cardiology y la American Heart Association reclasificaron las cifras de presión arterial y redujeron el umbral para establecer un diagnóstico de hipertensión crónica. La Dra. Hauspurg y sus colaboradores quisieron estudiar la relevancia de las nuevas recomendaciones para mujeres embarazadas.

«Considerando que con base en las nuevas guías de ACC/AHA se ha proyectado que la prevalencia de la hipertensión pregestacional se duplicará en mujeres con diagnóstico reciente de hipertensión, comprender el riesgo en este grupo es muy relevante para los médicos», afirman los autores.

De mujeres que tenían presión arterial elevada en el primer trimestre (120/80 a 129/80 mm Hg), 30,3% desarrolló trastorno hipertensivo del embarazo, lo que representa un riesgo 42% mayor que para las mujeres con presión arterial normal. De las mujeres con hipertensión en etapa 1 (130/80 a 130/89 mm Hg), 37,8% desarrolló trastorno hipertensivo del embarazo, un riesgo 80% más alto que el de mujeres con presión arterial normal. La hipertensión en etapa 1 se vinculó a un incremento de más de 2,5 tantos en el riesgo de preeclampsia con manifestaciones graves (riesgo relativo ajustado: 3,48; intervalo de confianza del 95%: 1,38 – 8,74).

Un aumento en la presión arterial entre el primero y el segundo trimestres también incrementó el riesgo de un trastorno hipertensivo. Incluso para las mujeres cuya presión arterial era normal durante el primer trimestre, un aumento en la presión arterial sistólica durante el segundo trimestre incrementó 41% el riesgo de un trastorno hipertensivo, en comparación con las mujeres cuya presión sistólica se redujo durante ese periodo. Si aumentó la presión diastólica, el riesgo fue 23% más alto en comparación con aquellas cuya presión diastólica disminuyó durante tal periodo.

Los investigadores utilizaron datos de la cohorte de un estudio observacional prospectivo de mujeres nulíparas y con embarazos únicos, nuMOM2b, en ocho centros clínicos entre 2010 y 2014. Las 8.899 mujeres que se incluyeron en el estudio no tenían antecedente documentado de hipertensión pregestacional o diabetes.

Los autores esperan que el estudio desencadene más investigación en hipertensión en mujeres embarazadas.

«En esta población se necesita más estudio para identificar la eficacia de la vigilancia adicional y las intervenciones potenciales para reducir el riesgo, como ácido acetilsalicílico en dosis baja», escriben.

El estudio fue financiado por Eunice Kennedy Shriver National Institute of Child Health and Human Development, parte de National Institutes of Health. Los autores han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

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